Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a impacientarte, mirar la televisión o bien no me demuestras interés, siento que no te importo.
Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a aconsejarme, no estás haciendo lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a decirme por qué yo no debería sentirme así, no estas acogiendo mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y tú pìensas que debes hacer algo para resolver mi problema, siento que no es eso lo que necesito.
¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no me hables ni te tomes molestias por mí, Escúchame, sólo eso.
Es facil aconsejar. Pero yo no soy incapaz. Tal vez me encuentre desanimad@ y con problemas, pero no soy incapaz.
Cuando tu haces por mi lo que yo mism@ puedo y tengo necesidad de hacer, no estás haciendo otra cosa que atizar mis miedos y mi inseguridad.
Pero, cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece a mí, por muy irracional que te parezca, entonces no tengo porqué tratar de hacerte comprender más y puedo empezar a descubrir lo que hay dentro de mí.
Cuando puedas tan sólo escucharme con atención, yo siento que soy importante para tí y que confias en que yo puedo resolver aquello que me preocupa.
Por favor, te ruego que sólo me escuches. Y si quieres hablar, espera unos minutos y yo te escucharé...
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo contigo, necesitas que te escuchen, estas en tu derecho, a estas alturas de la vida la mujer tiene los mismos derechos que el hombre, lo ambiguo ya paso a la historia, ha sido un placer leerte.
Un beso
RMC
Publicar un comentario