El Caballero pensaba que era bueno, generoso y amoroso.
Por mucho que así pensara, sus actos no mostraban tales cualidades positivas. Una virtud que necesita demostrarse no es virtud. En realidad no se estimaba ni tenía confianza en sí mismo, sino que, por el contrario, tenía reacciones de sobrevaloración para compensar sus carencias.
Luchaba contra sus enemigos que eran lo contrario a él: malos, mezquinos y odiosos. Cuando en el asunto de la caballería había crisis, rescataba damiselas en apuros prisioneras de los dragones a los que mataba. Las liberaba sin importarle si ellas querían o no. Algunas le quedaban agradecidas, pero otras se mostraban furiosas, aunque a él no le importaba.
Liberaba a los demás de sus enemigos, que eran malvados, pero no se enfrentaba con la parte negativa que habitaba en él, su yo falso, simbolizado en el dragón. Pero, si no luchaba por conocerse, tampoco podía rescatar a su Yo verdadero, cautivo de su dragón interior. Tan prisionero estaba su Yo verdadero que el Caballero no tenía conocimiento de su existencia.
El Caballero se había hecho famoso porque su armadura producía unos rayos de luz tan brillantes que la gente la confundía con el sol, creyendo que salía por el norte y se ponía en el este.
La armadura se puede simbolizar de varias formas. Se manifiesta en el plano físico, en el psicológico, emocional, energético y en lo espiritual. Representa todo lo falso de sí mismo. El brillo representa la vanagloria, la fama, el prestigio, la presunción y el orgullo con los que el Caballero hipnotizaba y confundía a la gente. Cuanto más brillo tenía su máscara, más inautenticidad establecía entre él y los demás.
Partía con frecuencia a las batallas y era tal su entusiasmo que, a veces, iba hacia varias direcciones a la vez, lo que significa hacer muchas cosas y tener la mente ocupada en veinte asuntos al mismo tiempo.
Tanto se enamoró del brillo de su armadura que hasta dormía con ella. El mito de Narciso es enamoramiento y culto a sí mismo, falso altruísmo, aislamiento e incomunicación. Se ponía la armadura para protegerse de quien creía ser y un buen día se quedó atrapado sin poder salir de ella.
La familia
Tenía una mujer bastante tolerante, Julieta, que poseía muchas virtudes, entre ellas la de escribir bellos poemas. También tenía un hijo, llamado Cristóbal, de cabellos dorados al que pensaba convertir en un valiente caballero como él cuando fuera mayor.
Julieta representa el alter ego: el lado femenino, la ternura, el ánima, la voz de la conciencia y, en cierto modo, el recuerdo del Yo verdadero. El hijo de cabellos dorados sería el recuerdo de lo auténtico que había en él antes de ocultarse detrás de la armadura.
El Caballero apenas mantenía relación con ellos. Alguna vez Cristóbal preguntaba a su madre por el aspecto que tenía su padre, pero solo podía contemplar un retrato del Caballero que había sobre la chimenea, como recordatorio de la imagen original sin armadura.
Julieta estaba insatisfecha de la relación que tenía con su marido y de los problemas que le ocasionaba la armadura, como el dormir mal por culpa del ruido que producía, pues él no se la quitaba ni para dormir, lo cual no contribuía a mantener una unión en la familia y se supone que no cumplía la función conyugal con su esposa.
La primera vez que Julieta se enfrentó a su marido fue para decirle que amaba más a su armadura que a ella, lo que significa que el único amor del Caballero era su yo falso y no su Yo verdadero. A Julieta le había demostrado su amor rescatándola de las garras del dragón e instalándola en un elegante castillo. Sin embargo, su Yo verdadero estaba aún prisionero de la importancia personal que consumía la mayor parte de su energía. Sólo había amado la idea de rescatarla pero no se había responsabilizado de las consecuencias que ello traía. Instalado en un idealismo, su mente se había alejado de su corazón y, por mucho que insistiera en querer demostrarle amor a Julieta, su cuerpo era incapaz de abrazar con ternura y en una ocasión casi le rompe las costillas al abrazarla con su fría y rígida armadura. Así es cómo se manifestaba el yo falso en él.
La resolución del dilema.
El Caballero tiene que resolver el dilema: quitarse la armadura o perder a su familia.
Julieta es la eterna mujer resignada que, en un momento dado, se enfrenta a la realidad y exige a su marido que se quite la armadura, para ver quién era realmente.
El Caballero no podía desprenderse de ella porque tenía que estar listo para montar en su caballo y salir en cualquier dirección. Como Julieta representa al Yo verdadero, éste también clama desde dentro para que la máscara de apariencia y de fantasía idealista del yo falso no se justifique con engaños. El caballo es el símbolo de los impulsos, de la energía física y de la expansión yóica que el Caballero tendría que dominar.
Julieta le da un ultimátum diciéndole que, si no se quita la armadura, se irá de su vida.
El Caballero entra en una profunda reflexión. Sabía que amaba a su esposa, a su hijo y a sus pertenencias, pero pensaba que el único sentido de su vida era ponerse la armadura, que representa la importancia personal, para demostrar en las batallas que era bueno, generoso y amoroso.
Arriesgándose, toma la decisión de quitársela, lo que significa desmontar el artificio del yo falso para encontrarse a sí mismo, llegar a amarse y poder amar a su familia y a los demás.
Toma la decisión de quitarse la armadura.
Al tomar esa decisión, inicia el Proceso de Desvelamiento del yo experimentador, que consistirá en descorrer los velos de oscuridad del yo falso que encubren la realidad luminosa del Yo verdadero.
Pero el yelmo estaba demasiado enganchado e incluso también la visera lo estaba. Desesperado trató de encontrar una solución al problema. Por primera vez buscó ayuda y la encontró en el herrero. Éste le dijo que más que tener un problema él era un problema en sí mismo. A pesar de los esfuerzos del herrero -que era el hombre más fuerte del reino-, el yelmo ni siquiera se abolló porque la armadura estaba demasiado endurecida.
La armadura del yo falso no se quita por la fuerza bruta sino mediante un trabajo de interiorización. El herrero no es el terapeuta idóneo para eliminar la coraza del yo falso y dejar al descubierto el Yo verdadero, por lo que el Caballero tendrá que buscar un profesional adecuado mediante el cual se haga sensible a su yo experimentador y pueda conocerlo y así logrará el conocimiento de sí mismo.
Cuando el Caballero le comenta a Julieta que no consigue quitarse la armadura ella, que ha llegado al límite de su aguante, no le cree y le grita llamándole bestia ruidosa, al mismo tiempo que estrella un plato de puré de estofado de paloma contra su yelmo, pero él no siente nada, porque no discierne entre lo que es falso y lo verdadero. En
Por fín se da cuenta que "su armadura no le dejaba sentir apenas nada, y la había llevado durante tanto tiempo que había olvidado cómo se sentían las cosas sin ella".
Después de visitar por última vez al herrero, vuelve a casa y Julieta le echa en cara que la única manera que tiene su hijo de verle es mirando el retrato que está sobre la chimenea. Le da de comer un plato de puré de cordero que será el último que le prepare para él. El cordero significa que será el último sacrificio que haga Julieta por él.
Se sintió dolido de que Julieta pareciera no amarle más. Si no se quitaba la armadura, Julieta se marcharía con su hijo, pero aún no sabía cómo hacerlo, y se puso a reflexionar sobre el modo de quitársela. Tenía claro que necesitaba ayuda, y como no la encontraba en su propio reino, es decir, en el mundo que conocía y en su consciente, decidió buscarla en otras tierras.
La resolución del conflicto
Julieta representa la eterna mujer resignada que al final se enfrenta a la realidad familiar. Le plantea la elección entre su armadura y la familia.
El Caballero reacciona dándose cuenta de la armadura-conflicto ante el temor de ser abandonado por su esposa. Aparece el miedo al abandono y la soledad.
Cuando Julieta le dice: "¡Entonces, quítate esa armadura para que pueda ver quién eres en realidad!" lo que quiere expresar es que sólo es apariencia. Ser o no ser verdadero, ahí está el dilema.
Pero el caballero comprende que no merece la pena perder a Julieta y a Cristóbal por llevar la armadura.
Resuelve el dilema tomando la decisión de desembarazarse de ella, encontrarse consigo y no perder a su familia.
Alguien habrá en algún lugar que pueda ayudarme
El Caballero intenta quitarse por sí mismo la armadura, pero la lleva demasiado enganchada.
Buscando una solución al problema encuentra al herrero quien le dice que él es un problema en sí mismo.
Pero esta armadura no se quita por la fuerza bruta, sino mediante un trabajo de interiorización. El herrero no es el "terapéuta" idóneo para desmantelar la coraza.
El camino de la sinceridad, la autenticidad y de la verdad. El Sufrimiento y el placer.
Solo trnsitando por una vía de autenticidad, sinceridad y de verdad podrá liberarse el caballero de la armadura-carácter y encontrar la joya que hay en su corazón: el Ser, cuya procedencia es
Los conflictos psico-emocionales endurecieron la armadura. En el proceso de conscienciación hay un sufrimiento fértil, y un alivio por la liberación del pesado lastre.
El Caballero bajará a los infiernos y subirá a los cielos. Buceará en el océano de su inconsciente, luchará contra el dragón y rescatará el tesoro en lo más recóndito de sí mismo.
7 claves para meditar
1. ¿ Reconoces tu armadura. Qué defensas la componen?
2. ¿Sientes realmente que eres bueno, generoso y amoroso?
3. ¿Cómo vives los sentimientos. Eres sincero en el amor?
4. ¿Como te relacionas con tu familia y compañeros?
5. ¿Le dedicas suficiente tiempo a tu familia?
6. ¿Tienes una intención sincera de cambiar?
7. ¿Estas buscando al terapéuta-guía apropiado?
Interpretación de las Enseñanzas por el Psicologo Carlos Velasco Montes
11 comentarios:
Extenso y bonito texto, tus claves nos invitan a una profunda reflexión, por mi parte quizas el trabajo impida dedicarle el tiempo que merece la familia, aunque los fines de semana precisamente se pueden dedicar a ello, y tambien estas fiestas tan entrañables de Navidad.
un placer leerte
Que tengas una feliz semana
un beso
RMC
Dedico la mayor parte de mi tiempo a mi familia, soy sincera en el amor(no podria sentirlo de otro moso), en cuanto a los sentimientos hacia personas cercanas..., voy nadando en un mar de dudas, se lo que siento pero no se que sienten los demás.
Una vez mas reflexionaré contigo.
Besinos Rosa, que tengas un buen dia.
Hermosa e interesante entrada. Para reflexionar intensamente. Un abrazo
¡Qué bien!, ya tengo tarea. Ya tengo preparado mi cuaderno para empezar a escribir mis reflexiones, mis sentimientos, las respuestas a la primera prueba.
Gracias Rosa. Besitos
GRACIAS POR TODO ROSA Y NOS VEMOS....BESOS.MJ
Rosa, hace mucho que leí este libro y me viene muy bien esta "refrescada de memoria".
Me quedo con las 7 claves y prometo hacer la tarea!
Saludos y gracias
Dios Santo... no sabía que todo esto estaba ya escrito.
Es un fiel reflejo de...
Gracias por compartir.
Un abrazo desde el ocaso.
Me es indiferente en este adios...
el día de ayer
que no se podía detener.
Me alegra el corazón en el saludo
al día de hoy...
que tanto bien me hace...
Muchas gracias Rosa...hace tiempo que deseaba interpretar estas reflexiones. Buenísimo tu trabajo...agradezco de corazón.
Cariños: Mariana
Gracias Rosa por ponernos en contacto con el texto
novedoso e interesante del caballero de la armadura oxidada.
Mi armadura no está oxidada, cada día está formada por un nuevo componente: hoy de aire, mañana de cristal, pasado de aceite y canela,
pero yo bien quisiera no tener ninguna, saber ir por el mundo "a pelo".
Ay, estos miedos e inseguridades.
Gracias por todo lo que hemos compartido.
Es muy bello tu blog Rosa, acorde con tu imagen.
Es muy grato recorrerlo, he leído varias entradas tuyas, de las anteriores, prometo hacer lo que no hago mucho: dejar comentarios en todas ellas.
Besos.
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